Pelo rubio: 11.000 años de amor

El pelo rubio, la cruz y la delicia de nuestro tiempo. Rubio platino, rubio titiano, rubio frío, rubio fresa, mechas, balayage... la lista podría continuar. Todo el mundo lo ha deseado al menos una vez, cada uno con una versión específica de su rubio perfecto en mente. Y sin embargo, sabemos que conseguirlo y conservarlo no siempre ha sido fácil (al menos hasta ahora). A pesar de que los rubios naturales suelen requerir tratamientos de decoloración y una rutina de mantenimiento constante, la fascinación por el cabello dorado no conoce freno para cambiar de opinión.

Cuando pensamos en el cabello rubio, asumimos de forma natural que ha nacido con nosotros, como una de las varias opciones genéticas que determinan el color del cabello. Pero la verdad es ligeramente diferente. Científicos y estudiosos de todo el mundo han llegado a la conclusión de que el pelo rubio no ha existido siempre: habría aparecido en algún momento de nuestra historia relativamente reciente.

La evolución y el azar, como nos enseña la historia, suelen estar inextricablemente unidos.

Los primeros humanos con pelo rubio aparecieron durante la última edad de hielo. La investigación genética ha establecido que el gen responsable de esta mutación apareció hace unos 11.000 años. Con toda probabilidad, al admirar esos insólitos cabellos dorados que brillan al sol, nuestros antepasados se dieron cuenta desde el principio de que el cabello rubio había llegado para quedarse.

¿Qué habría llevado a la aparición del que luego se convertiría en el color de pelo más admirado y reproducido de la historia? Desde el punto de vista científico, hay muchas hipótesis. Una de las teorías más aceptadas relaciona esta mutación con la producción de vitamina D: la ingesta diaria de vitamina D, la "vitamina del sol", es esencial para todos los seres humanos. Se suele llamar así porque nuestra piel es capaz de sintetizarla por sí misma mediante la exposición a los rayos UV. En las latitudes en las que la exposición al sol es más corta y menos intensa, un color de piel y de pelo más claro estaría relacionado con una mayor absorción de los rayos solares y, por tanto, ayudaría a la síntesis de la vitamina D. Esta sería una de las razones de la permanencia de la mutación a lo largo de los milenios, permitiendo que viaje a través de la historia hasta nosotros, haciendo su aparición en la literatura y la producción artística.

Otra teoría sería que la supervivencia del gen rubio en nuestra historia evolutiva se debe a la selección sexual. Esta hipótesis parecería dar base científica de una vez por todas al famoso dicho de que, al menos durante la última glaciación, los hombres preferían a las rubias.

El cabello rubio siempre se ha asociado a características positivas y "especiales", ya que entre las poblaciones itálicas, griegas y luego romanas, una cabellera dorada era todo menos común: el cabello rubio llegó a ser extremadamente codiciado, hasta el punto de que, sobre todo después de los primeros contactos de los romanos con las poblaciones "bárbaras" del norte de Europa, las mujeres romanas empezaron a teñirse el pelo con una mezcla de polvo de azafrán, sometiéndose a un proceso costoso y bastante desagradable, con el fin de asegurarse un cabello brillante.

Esta fascinación continuó hasta la Edad Media y luego en el Renacimiento, siglos en los que el cabello rubio se convirtió en un símbolo de alta posición social y de máxima expresión estética. Encontramos huellas de ello en la literatura y la pintura. Baste pensar en los sonetos de Petrarca que describen a una bella Laura con "cabellos dorados esparcidos por el aire", o en los numerosos retratos renacentistas que representan a elegantes damas con cabellos claros recogidos en intrincados peinados y protegidos por preciosos velos.

No menos importante es el arte sacro, que representa a los santos con la mirada dirigida al cielo y el rostro coronado por una abundante cabellera rubia. Así fue durante los siglos siguientes, cuando el rubio dorado se alternó con otros tonos de rubio, como el famoso rubio Tiziano, que hizo famoso el gran pintor italiano, y que se caracteriza por un tono más cálido y cobrizo.

A principios del siglo XX, durante los rugientes años veinte, el rubio se dejó de lado temporalmente en favor de un bob castaño muy corto, rasgo distintivo del estilo de las flapper. El cine de los años cuarenta y cincuenta no tardaría en llevarnos a los orígenes, con sus divas de Hollywood de belleza inolvidable y sus infaltables cabellos dorados peinados con ondas perfectas. Unos años más tarde, Brigitte Bardot, Catherine Deneuve y Monica Vitti, con sus flequillos y sus cabellos lisos y voluminosos, se convertirían en los iconos de estilo y belleza por excelencia, y sus cabellos ultra rubios marcarían la pauta del look de todas las chicas de aquellos años y posteriores.

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Fuentes:

Origen y genética del cabello rubio , corriere.it

La genética del cabello rubio , encienciamag.org

Biondismo , en wikipedia.com